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Una ola compacta de fina música electrónica inundó la DGTL Madrid

El gigantesco recinto ferial de Madrid, IFEMA, albergó el pasado miércoles 5 de diciembre a uno de los festivales electrónicos mas famosos del Mundo: DGTL. Esta propuesta nacida en Amsterdam recorrió ya varios sitios del globo como Sao Paulo, Barcelona, Tel Aviv y Santiago de Chile, haciendo ahora su primer desembarco en la capital española con una verdadera fiesta de 9 horas con miles de jóvenes que bailaron hasta el amanecer.

La gran fiesta ofreció una experiencia sonora a través de sus tres escenarios: Modular, Generator y Frecuency, nombres que responden a las distintas partes de un sintetizador. Como sumido en un gran parque de atracciones, el público recorrió los distintos recovecos de un predio correctamente calefaccionado en medio de una cruda noche invernal. 

Por su ubicación estratégica, plantado al ingreso como una especie de recepción, el sector Modular hizo las veces de home del evento. La vuelta completa a la pista con pantallas LCD a más de cuatro metros de altura contagiaron de una sensación onírica a los clubbers, ayudándolos a sumirse en la embriaguez del baile en comunidad.

A la 1 de la mañana en punto, desde la zona Generator se escucharon los primeros estruendos ejecutados por Charlotte de Witte, y decenas de personas caminaron lentamente en una peregrinación al techno serio. La afamada DJ belga usó los compases acelerados como vientos fuertes dentro de una tormenta de música electrónica de primer nivel. Bombo y plato de verdad, con fineza en la textura del sonido, amplificado por todo IFEMA con una tecnología y definición exquisita. 

Al mismo tiempo que el vanguardista progressive de DJ Kose se apoderó del sector Modular, con su escuela de Detroit y mucha potencia Robert Hood sacudió a cientos de jóvenes agolpados en la pista del fondo. A su término, Len Faki volvió a dar una cátedra de techno oscuro, como si no se cansara de hacerlo cada vez que enfrenta una multitud deseosa de mover el esqueleto. The Black Madonna le hizo fuerza desde el más llamativo de los números ejecutados en el sector Frecuency. Más intimista, el reducido sector tuvo otro punto alto con la actuación Skatebard.

Llegó el momento del final y todos los presentes, sintiendo cercano el fin del placer, sospecharon el cansancio que se avecinaba y se lanzaron ciegos otra vez al baile y la música ofrecida por el contundente festival. Cumplidas las 7 de la mañana, todos huyeron fantasmagóricamente; esos bailarines que durante horas habían ardido y brillado se apuraron a ponerse sus abrigos y a enfrentar el gélido amanecer. Las sonrisas en los rostros de la retirada decretaron la eficacia de DGTL Madrid. 

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