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Bob Moses: nostalgia, humo y groove

Crédito de Fotos: Walter Paz

La noche invitaba. Invitaba a salir. Invitaba a bailar. Invitaba a vivir. El pasado sábado 27 de abril, el dúo de electro-rock conocido como Bob Moses pisó por primera vez tierras argentinas para presentarse en The Bow. El aire estaba eléctrico, y pronto se llenaría de guitarras, infecciosos hooks vocales, máquinas de humo y seducción a flor de piel.

El club estaba lleno desde temprano. Los residentes Max & Nim fueron los responsables de aclimatar la pista, y no fallaron. Con su set que les sentó muy bien, cargado de deep, tribal y funk, los argentinos supieron cautivar a los asistentes y armar el escenario para el próximo acto. Cerca de las 3 AM, la ansiedad y la excitación del público era palpable. Algo estaba por pasar.

En el momento justo, Tom Howie y Jimmy Vallance decidieron que era hora de pisar el escenario. Y pisaron fuerte. El cambio se notó de inmediato. Stabs bañados en reverb se dispersaron por todo el club, cubriendo a los espectadores en un aura que pocas veces podemos apreciar en el mundo de la electrónica.

Foto por: Walter Paz

Bob Moses fue una máquina de hits, no hay otra forma de describirlo. Desde ‘Days Gone By’ a ‘Battle Lines’, los artistas norteamericanos versionaron lo mejor de su repertorio. Lejos de los escenarios de grandes festivales como el reciente Coachella, Bob Moses supo reinventarse en un formato clubber.

Tracks como ‘Like It Or Not’, ‘Tearing Me Up’, ‘Battle Lines’ y los ya clásicos ‘All I Want’ y ‘Far From The Tree’ recibieron el tratamiento, inyectados con una sobredosis de bajos y groove. El trasfondo musical de Vallance y su APC 40 en progressive house y trance se pudo apreciar en todo su esplendor.

Durante casi dos horas, el dúo se adueñó de la pista y de la noche. La hicieron suya, como pocos artistas saben hacerlo. Con seductoras visuales de fondo, el humo iba trepando por los rincones mientras que luces de todos los colores cortaban el aire. Al compás de kicks dignos del más oscuro de los sótanos que pegaban contra el pecho de los presentes, empujaban los brazos al aire acariciando las olas sonoras. Mientras que los labios de todos se movían al unísono acompañando a Tom Howie para cantar esas letras filosas, que desfilan entre el desamor y la esperanza.

Durante ese tiempo, Bob Moses fue algo único.

Foto por: Walter Paz
Foto por: Walter Paz
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